Es aconsejable comenzar a retirar el chupete entre los 12 y 18 meses de edad, procurando no pasar de los dos años para evitar problemas en el desarrollo de las arcadas.
Los padres deben buscar el momento más adecuado tanto para el niño como para ellos, y que no coincida con acontecimientos importantes como una enfermedad, empezar la guardería, tener un hermanito, etc.
Es importante tratar de no avergonzar ni humillar al niño y, siempre que exista capacidad de entendimiento, explicar el porqué de este esfuerzo.
Poco a poco el niño irá comprendiendo que la retirada del chupete forma parte de un grupo de cambios que forman parte del crecer y hacerse mayor (abandono del biberón, pasar de la cuna a la cama, ir retirando el pañal, etc.).
Consejos para el uso correcto del chupete
- El uso del chupete para calmar el deseo de succión del bebé es una práctica muy habitual. No obstante, no debe recurrirse al chupete cada vez que el niño llore. El llanto es una de las principales maneras que tiene el bebé para comunicarse, y puede indicar diferentes tipos de necesidades. Con el tiempo, debemos tratar de identificarlas, para intentar resolver cada situación de la manera más adecuada.
- Intente no utilizar el chupete en los primeros días de vida. Aunque la tentación sea grande, probablemente sea mejor resistirla, dado que favorecerá la instauración de una lactancia materna eficaz.
- A la hora de elegir el chupete, conviene buscar aquel que ofrezca la máxima seguridad y se adecue en tamaño a las necesidades de tu bebé, preferiblemente con tetinas anatómicas o fisiológicas.
- Para que el chupete sea seguro debe cumplir con las normas fijadas por AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación): debe estar hecho de material plástico, tener bordes redondeados, poseer una anilla o tirador que permita extraerlo de la boca y la tetina no puede ser superior a 3,3 cm. Por último, la base del chupete debe ser lo suficientemente grande para evitar que el niño pueda introducirse todo el chupete en la boca, con el consiguiente riesgo de asfixia.
- No se deben usar los chupetes como sustitutos de comidas o para retrasar las comidas; se deben ofrecer únicamente entre comidas o después de ellas. No obstante, durante el paso de la alimentación líquida a la semisólida pueden resultar de gran ayuda para que entiendan lo que se espera que hagan con el alimento que se les ofrece con la cuchara y facilitar la deglución.
- Nunca mojes el chupete en miel u otra sustancia dulce antes de dárselo al niño, esto le puede causar caries de biberón. Un chupete sucio constituye un foco de infecciones. Para eliminar los gérmenes, es imprescindible esterilizarlo y lavarlo a menudo.
- Nunca limpies el chupete con tu propia saliva, metiéndolo en tu boca antes de dárselo al niño. Esta acción transmite gérmenes de la boca del adulto a la del niño.
Trucos para retirar el chupete
- Sea la interrupción brusca o paulatina, no se debe recurrir a castigos.
- La estrategia de untar la tetina con sustancias de sabor desagradable (vinagre, pimienta, limón…) suele dar buen resultado.
- Puede inventar una historia en la que algún personaje de ficción se lleve el ‘tete’ a cambio de un regalo.
- A veces, el chupete puede olvidarse en el lugar de vacaciones o perderse en la calle.
- Cortar la tetina o pincharla para que la sensación de chuparla no sea placentera disuade a muchos pequeños.
- A los más mayores les puede convencer su pediatra, explicándoles por qué deben dejarlo.
- La decisión ha de ser firme. Una vez que el niño abandona el chupete se acordará de él y volverá a pedirlo, pero hay que dejar que pase el ‘síndrome de abstinencia’.
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